Enlazando con lo que decía en el escrito anterior, necesitamos, más que nunca, poner el énfasis en el Amor. El único antídoto del miedo que domina el mundo es el Amor. Necesitamos aprender a amar, necesitamos aprender a amarnos a nosotr@s mism@s para poder amar a nuestro prójimo. Entonces surge la pregunta ¿cómo podemos aprender a amarnos? Y la respuesta es clara: conociéndonos en profundidad. En una primera instancia el Amor humano es aceptación ¿Cómo nos vamos a amar -aceptar- si somos un@s desconocid@s para nosotr@s mism@s? El primer e imprescindible gesto de amor radica en el deseo de saber quién soy, un acto profundo e íntimo en primera persona. El interés por saber quién soy, cómo siento, cómo pienso, cómo actúo, qué me mueve, qué me frena, etc; el interés por querer iluminar mis sombras es el primer paso de amor real que el ser humano tiene que dar, esto sólo se consigue haciendo un trabajo honesto y sostenido de autoobservación más allá de todo juicio (el juicio, que suele estar ahí y que tanto nos separa de nosotr@s mism@s y de nuestro prójimo, también se puede observar). Cuando practico el amor para conmigo misma e ilumino mis sombras, se iluminan todas las sombras. Gradualmente las sombras dejan de existir y las que aún existen no constituyen ninguna amenaza, porque a medida que transito el fascinante el camino hacia el interior, se van disolviendo los obstáculos que me separaban de mi Verdad Esencial. En algún momento atemporal de esta maravillosa aventura que es vivir de forma consciente, llego a un punto de no retorno, es una experiencia de iluminación que no tiene nada que ver con ninguna parafernalia de la nueva era, sino que se trata sólo de una experiencia íntima de autorreconocimiento. Por fin me veo, me veo liberada de todas las máscaras, de todas las cargas. Me veo a mí misma como lo que verdaderamente soy: un ser surgido del Amor, que en un momento dado de mi trayectoria me olvidé del Amor, pero que, dada mi naturaleza, he podido volver a Él. Ese ser de Amor que soy reconoce al ser de Amor que eres. El Amor que soy me capacita para mirar y ver, para mirar y ver en mí misma y en mi prójimo lo superfluo y lo Esencial. El Amor que soy me capacita para distinguir ambas cosas, pero también para abrazarlas a ambas.
Comparte
Compartir en facebook
Compartir en twitter
Compartir en print
Compartir en email