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Retrospectiva, artículo del 16 de mayo del 2020

   Buenos días, he visto un documental muy revelador titulado “Frente a la gran mentira” (dejo enlace: https://www.youtube.com/watch?v=Z2M5hzJVFVo ). En este largometraje de casi dos horas, que se suscribe dentro de las ideas y los rigurosos análisis del jurista y pensador político Antonio García-Trevijano fallecido en el 2018, se denuncian y se explican las cuestiones desconocidas para la mayoría de la falsa democracia en la que vivimos en España. Yo, por profana en temas políticos y jurídicos, nunca hubiera sabido argumentar con precisión mi antigua y reiterada postura de NO al voto. En mi caso, simplemente, he percibido siempre la teatralidad y la gran mentira de la política en este país y la flagrante corrupción sostenida por la desidia de la ciudadanía española en su mayoría. Puedo explicar mi postura haciéndome eco de unas palabras que se expresan en el documental, “No hay filosofía de la acción en lo constituido, lo utópico o lo meramente ideal. Para la filosofía de la acción constituyente, la del hombre de acción, y no un simple activista, las ideas no proceden de las ideas, sino de la experiencia fáctica de los hechos”. Como colectivo, estamos muy lejos de comprender y aplicar esta afirmación. Nuestras acciones y decisiones no se sustentan en la coherencia de los hechos experimentados, que se repiten una y otra vez hasta la saciedad, sino en un idealismo discursivo e infantil, completamente desconectado de la realidad de los hechos. Quienes ostentan el poder conocen esto muy bien y lo utilizan para sugestionarnos y manipularnos a favor de sus propios intereses. En España, cuando votamos, no nos fundamentemos en hechos, sino que perseguimos fantasiosos y vacuos ideales que se fomentan mediante propaganda muy bien estudiada, llámese mecanismos de manipulación mediática. No conectamos con la realidad de los hechos políticos porque no conectamos con la realidad de nuestra propia experiencia de vida, vivimos ajen@s a nosotr@s mism@s, a nuestra verdadera naturaleza humana y a nuestra naturaleza espiritual, y en la medida que esto siga así, no habrá posibilidad ninguna de conectar con la realidad de los hechos de lo que sucede en nuestro país. Es imprescindible hacer un esfuerzo individual para entrar en coherencia. En la coherencia de permitirnos ser de forma consciente, lo cual comienza con un compromiso firme de autoconocimiento y una acción sostenida en el tiempo que lo posibilite: la incansable autoobservación, la indagación hacia dentro y la decisión de sostener, con honestidad y madurez, la propia experiencia emocional y sentida. Se trata del deseo profundo de querer ver, del coraje para mirar y de la predisposición para sostener emocionalmente lo que vamos descubriendo.

   La visión sesgada de la ciudadanía que se adhiere a las falsas ideologías que promueven los partidos, no hará otra cosa que perpetuar la fragmentación del país y del mundo, la desunión entre las personas. La política se maneja mediante una falsa diversidad y se sustenta en el falso derecho de elección. La realidad no uniformada de una fraternidad incluyente, que agrupe la diversidad, que posibilite la libertad y el respeto y no esté subyugada a conceptos e ideologías vacuas, será posible en la medida en que cada quien se responsabilice de su propia vida y entre en coherencia personal. En la medida en que esto se dé, la transformación y liberación de la sociedad será un hecho, depende de cada un@ de nosotr@s. Confío en el potencial que se encierra en esta gran crisis y quedo en manos de la Providencia para que me utilice como su instrumento, en consciencia, en coherencia y en gozosa entrega.

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