¡Hola equipo! Me llamo Sundari, agradezco muchísimo vuestras aportaciones. Por mi naturaleza, y desde que tengo uso de razón, soy disidente cognitiva de las versiones establecidas de la realidad, veo más allá de las apariencias y por suerte, tengo aspiración espiritual, cosa que me ha ayudado mucho a sobrellevar la marginación a la que fui sometida incluso dentro de mi propia familia. Tengo mucha consciencia de la realidad distópica en la que vivimos, no participo en las votaciones políticas por opción consciente y tampoco sigo los medios oficiales de desinformación (nunca lo he hecho). Desde el minuto uno de las supuestas medidas sanitarias que empezaron con el arresto domiciliario colectivo, tuve, no sólo plena consciencia del perverso plan conspiratorio que se oculta detrás de todas estas medidas, sino también la necesidad de hacer una indagación profunda a través de medios alternativos y aportaciones de personas valientes y coherentes que me permitiese tener un mapa de la realidad lo más aproximado posible. En todo mi periplo personal me he mantenido consciente de la necesidad de cuidar de mi propia frecuencia vibratoria para no permitir que mi mente sea arrastrada a una vorágine de miedo y desolación. Porque, dicho sea de paso, el panorama que se presenta es desolador. Frente a las amenazas reales que se nos vienen encima, a mi entender, no es una buena opción quedarse de brazos cruzados, aunque tampoco es una buena opción obsesionarse con el tema de la conspiración sin tener estrategias de posicionamiento y actuación no teóricas, sino concretas y viables. A este punto quería yo llegar porque es en lo que realmente me quiero ocupar. Lo primero es cuidar de la propia energía y del propio bienestar para no ser succionad@s por esa espiral descendente que nos aniquilaría por densificación. Más allá de eso, permanezco abierta a ir encontrando las pautas de acción, a unirme a aquellas propuestas proactivas con las que me sienta en coherencia, y además de eso, me abro y me brindo, humildemente, a ser un instrumento de la Verdad con mayúsculas, porque me niego rotundamente a creer que este paradigma oscuro que las élites quieren llevar a sus últimas consecuencias, sea la realidad última. La Ley Espiritual o la Ley de la Vida nunca podrá ser sometida, por muy grande que sea el número de personas que por desidia e ignorancia se someten a la tiranía de las élites. Yo, que desde el punto de vista social soy un número más, hago mis pequeñas aportaciones, en la medida de mis posibilidades, sin que éstas tengan mucha repercusión. Y reitero, agradezco mucho las aportaciones de personas despiertas, cuanto menos a nivel cognitivo, porque me permiten sentir que no estoy sola, a pesar de las apariencias. Quedo a disposición de la Vida.
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