Es preciso partir de la idea de que lo que perciben nuestros sentidos es una ínfima parte de la realidad, y no sólo eso, muchas veces nuestra percepción no alcanza siquiera a la información objetiva de lo que está aconteciendo, sino a una interpretación falseada de ello. Dicho esto, estamos tan identificad@s con la realidad material y fenoménica -realidad que, si ya es ilusoria de por sí, es con mucha frecuencia falseada por las mentes maquiavélicas que dirigen el cotarro- que la mayoría de los seres humanos no saben o no se han planteado aún, que la causa detrás de

Desde el punto de vista histórico, es éste un momento extraño de la experiencia humana. Y está resultando también una vivencia surrealista desde el punto de vista de mi propia experiencia, aunque muy probablemente no sea la única que tiene esta percepción. A las personas que no comulgamos con ruedas de molino y vemos más allá de la realidad aparente nos llaman negacionistas. Pero ¿qué se supone que negamos? En todo caso negacionista sería aquella persona que negase la realidad, y no aquella persona que no se tragase lo ilusorio como real. Esta acusación que nos hacen responde al tan