METAMORFOSIS

   Me parece como que casi no hay palabras para describir lo que ha sido la vida de muchos seres humanos en estas experiencias de encarnación en la tercera dimensión de la Tierra a lo largo de eones de tiempo. Sé que, para muchos, sino para todos, ha sido una experiencia infernal, lo sé por mi propia experiencia. Nací en un estercolero de perversión y podredumbre mental. A causa del maltrato y abuso de mi ser infantil desde muy temprana edad, situación que se prolongó en el tiempo, mi ser alegre, abierto, e inocente se intoxicó, empecé a integrar ideas y conceptos de culpabilidad, indigencia, pobreza, demérito. Mi mente se polarizó y enquistó convirtiéndose en una prisión psicológica de alta seguridad, forjándose en mi interior un enemigo perpetuo y difícilmente perceptible. Mis relaciones con los seres humanos, en especial con los hombres, fueron complicadas. Atraía a mi vida, con suma facilidad, situaciones de demérito, abuso, maltrato y traición. Mucho he trabajado activamente para comprender y desmantelar mis propios mecanismos, sin embargo, parecía que nunca, nunca se acababa, que nunca me iba a librar de mi propio yugo. Me di cuenta hace mucho tiempo que creamos la realidad desde el concepto que tenemos de la misma, me di cuenta de que, indistintamente de nuestros deseos, obtenemos aquello que, de forma consciente o inconsciente, esperamos obtener. Ese fue un primer paso, sí, pero debo confesar que ha pasado mucho tiempo en el que sí, mi vida se ha ido transformando y he conseguido grandes cosas, pero en lo esencial, me di cuenta de que no había conseguido darle la vuelta al calcetín.    Las experiencias que he vivido en los últimos meses, en los que me he vuelto a encontrar de cara y de forma personal con la perversión, me han catapultado nuevamente al infierno ¡Es tan fácil caer en el victimismo cuando tantas cosas malas suceden juntas! Una cadena de acontecimientos ha provocado que mi propia energía cayese en una espiral descendente hacia la densidad, generando una distopía insufrible. Sufrimiento, cansancio, tristeza, hartazgo. Por puro terror, mi mente cayó nuevamente en la obsesión. Esta vez he tomado la firme decisión de llegar al fondo del asunto y cómo lo que sucede en la pantalla de maya es un fiel reflejo de lo que emitimos desde el interior, sé que tengo que poner el énfasis de mi trabajo, en la completa higienización de la mente. Tengo mucha práctica en la autoobservación, pero ahora me estoy volviendo una experta en detener las fantasías tan polarizadas en lo negativo que afloran con tanta frecuencia y facilidad, y a las que la mente inferior, como mecanismo defensivo, está tan acostumbrada. El caso es que, como método preventivo, la mente pretende adelantarse a los acontecimientos para que las amenazas y ataques no le pillen desprevenida, ajena al hecho de que es esa visión negativa de la realidad lo que atrae más amenazas y experiencias distópicas a la propia vida. Dada la gran inercia distópica de la mente y del sistema que la circunda -mente colectiva- es un trabajo arduo, difícil, que cansa mucho, pero no estoy dispuesta a desfallecer en esto, mi intención firme es perseverar hasta que en mi cerebro se generen nuevos y más luminosos circuitos neuronales y mi mente se limpie de la toxicidad tan firmemente arraigada en ella. Voy adquiriendo práctica, y ahora soy rápida en detectar y detener las fantasías perversas. Poco a poco voy generando visiones luminosas más acordes a mi profundo anhelo de paz, belleza, bondad, cooperación, respeto y libertad. A nivel físico mi cuerpo acusa el cansancio, lo que me ha obligado a recogerme, disminuir la actividad y reposar, esta circunstancia favorece la metamorfosis que se está produciendo en mí. Ya no hay vuelta atrás, la decisión es firme y profunda. Mi anhelo es de puro Amor y liberación.