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CARTA A MIS HIJAS, HIJO, NIET@S Y YERNOS y seres queridos

   Sé que me sabréis disculpar si utilizo el idioma castellano, aunque os suene un poco extraño. Así me surge y siento que es un pequeño homenaje natural a mi madre, la mujer que me dio la vida.

   Son tiempos ciertamente convulsos, la gran incertidumbre sobre el futuro se cierne sobre nosotr@s, casi como una amenaza. Vivimos una línea de tiempo forzada, perversamente manipulada, en la que se nos ha vendido una gran mentira disfrazada de verdad, cuyos tentáculos llegan a casi todos los ámbitos de la existencia, tejiendo una red tan vasta y tan extensa, que incluso se ha infiltrado en nuestras mentes, provocándonos una gran confusión, la cual nos dificulta sobremanera distinguir la realidad de la ficción, no sólo sobre la realidad externa, sino también sobre nosotr@s mism@s. Esto, maquiavélica y detalladamente planeado, no sólo nos provoca una gran y desesperante desorientación, sino la terrible inadvertencia de lo esencial.

   Lo esencial es el Ser, cuya naturaleza es Amor, cuyo ámbito de existencia constituye la Vida. El Ser es incluyente, no puede excluir porque si lo hiciera, dejaría de ser. Esto que digo, no es una mera disertación, sino el fundamento de lo que necesito y quiero expresar. Sé que en mí, como ser humano, como también en vosotr@s, coexisten lo limitado y lo ilimitado. Lo limitado, el avatar de carne y hueso, y el ego que lo inviste, es lo que nos permite experimentar en esta tercera dimensión; este avatar es vulnerable, con frecuencia impotente, muchas veces engreído hasta el punto que pretende disminuir al Ser, cosa ciertamente imposible, aunque esta es la causa de su propia decadencia, cuyo propósito no es otro que la supremacía del Ser. Lo ilimitado, el Ser, aquello que somos verdaderamente, es nuestro más preciado e íntimo tesoro, la Verdad que nadie nos puede arrebatar. La condición verdadera que nos hace eternos, la Esencia que verdaderamente nos protege, si nos rendimos a Ella.

   Si bien la carta se puede extender mucho, porque hay mucho que decir, quiero destacar, ante todo, lo fundamental, aquello que, dadas las circunstancias, necesito deciros con urgencia, y todo este preámbulo me sirve para ello: vivimos en un mundo usurpado por una mente perversa llamada satán. Esta mente perversa está llevando al mundo conocido a su destrucción, con la connivencia del inconsciente colectivo. No estamos exentos de responsabilidad, si así lo sintiéramos, no tendríamos salida. Todo lo conocido se cae, y el derrumbe total es trágico e inminente. A pesar de que lo estamos viendo, no alcanzamos a percibir la magnitud que esto tiene.

   Por mi condición natural de madre me surge un anhelo profundo de protección, pero sé que, lo único que realmente puedo hacer es lo que hago: en primer lugar, amaros profundamente y expresarlo. En segundo lugar, recordaros que, frente al miedo que producen las experiencias aterradoras que pueden venir, tenemos la opción de protegernos en el Ser que somos, la Divinidad Interna, única y verdadera protección, eso que nos es común a tod@s. Lo podemos hacer en silencio, individualmente, o lo podemos hacer conjuntamente, junt@s y en voz alta, todo funciona. Lo podemos hacer para nosotr@s mism@s y para nuestr@s seres queridos, especialmente para nuestr@s hij@s. Para conectar con nuestra Esencia, es imprescindible no rechazar nada de nuestro estado emocional interno, así como tener en cuenta que hay una grandísima parte de la realidad que permanece aún velada en el inconsciente. Para recibir protección, necesitamos derivar todo ello a la Divinidad que somos, lo cual incluye al miedo y la ansiedad que las experiencias nos producen, estados que no es conveniente rechazar, sino reconocerlos, respirarlos e integrarlos en el consciente. En tercer lugar, puedo ofreceros refugio físico aquí, si llegase el caso de que lo necesitéis.   

Repito, nuestro ser humano es vulnerable, pero nuestro Ser Esencial es poderoso. No tenemos consciencia suficiente de que somos creadoras y creadores de nuestra realidad, y como tales necesitamos depurar la mente, tan minada por falsos conceptos y tan condicionada por los programas que nos han insertado. Conectar con la mejor de nuestras intenciones es esencial y mantener la consciencia de nuestra limitación humana, también, pues ello nos protege del engreimiento, un mal tan silencioso como peligroso. Entonces es cuando, verdaderamente, conscientes de nuestra vulnerabilidad, podemos erigirnos en el uso y dominio de nuestro poder creador armonizado que mana de nuestra Divinidad Interna. Desde ese lugar es desde donde yo decreto: Yo, una expresión viva y consciente de la Diosa, establezco una protección amorosa e infalible a nuestro alrededor. Así mismo decreto que, predisponemos nuestras mentes a percibir lo real para que el miedo y el dolor por el sufrimiento humano no nos ofusque hasta el punto de la desconexión. Decreto que, nos predisponemos a sentir la alegría por el Amor que nos une, la alegría y la certeza de que cuando todo esto se acabe, lo que quedará es nuestro mundo completamente liberado del yugo del tirano. L@s mans@s (que no los tont@s o inconscientes) heredarán la Tierra.

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