Vivimos en una sociedad enferma, disminuida, esclavizada, aunque en realidad sólo somos víctimas de nosotr@s mism@s. Hoy en día, la marca de la esclavitud es la mascarilla, y hasta tal punto somos esclav@s, que obligamos a nuestr@s hij@s a ponérsela, pasando por alto los graves riesgos físicos y psicológicos que ello conlleva. Tenía consciencia de la desidia humana, pero no me esperaba que la estupidez estuviese tan extendida y llegase al punto de que ya ni siquiera nos importe la integridad de nuestr@s hij@s. Los gobiernos son títeres y están comprados, los medios de intoxicación -que no de información- también están comprados, el sistema médico está comprado, el sistema legal también… sin embargo, la sociedad se forma con la participación de tod@s y cada un@ de nosotr@s. Es nuestra responsabilidad individual, alzar nuestra dignidad por encima de tanto despropósito y decir basta. Se puede decir basta desde la rabia y desde el enfado, y es bueno aprovechar estas energías poderosas cuando surgen para poner límites. También se puede decir basta desde una energía de calma, si ese es el caso. A cada quien le corresponderá ser coherente consigo mism@ y actuar desde su propio estado, pero lo importante aquí es decir basta. ¿A qué le tenemos miedo? El mayor peligro que corremos es el de perder completamente nuestra soberanía y nuestra libertad a causa de la obediencia ciega, peligro mucho mayor y mucho más real que el de la posible multa o el de el supuesto arresto. Cada vez se definen más claramente dos opciones contrapuestas, son los dos posibles caminos que podemos tomar: a uno le llamaré el camino del Amor, el camino del coraje con Corazón. A otro le llamaré el camino del miedo y de la obediencia ciega. El primero de ell@s el camino de regreso a la supremacía del Amor que somos, es un camino de reconocimiento que ensalza los valores de la Verdad, del respeto y de la libertad; es el camino que nos empodera, da voz a nuestros dones y talentos, potencia nuestras facultades y nos libera de todo yugo, el único camino que nos va a permitir dar el salto cuántico y de dimensión que estamos destinad@s a dar. El segundo es un camino trampa; quien lo elije, se ancla con sus propias cadenas a la densidad, a una densidad creciente y dolorosa que succiona a los seres humanos hacia un infierno en el que ya no existe libertad, en el que la verdad ha sido vulnerada y las almas se han convertido en alimento psíquico de las fuerzas depredadoras. Ambos caminos son opuestos y los dos son reales. El primero, el camino del Amor es el que nos libera y empodera, el segundo el camino del miedo es el que nos esclaviza.
Yo ya elegí la supremacía de la Verdad que Soy ¿qué camino eliges tú?
4 Responses
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