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Retrospectiva, 2º artículo del 21 de marzo

   La plasmación cuántica se produce ahora con muchísima velocidad, en virtud del momento evolutivo por el que está pasando nuestra humanidad. Cada un@ de nosotr@s acumulamos momentum en nuestro campo individual según sea nuestro enfoque habitual. Cuando no hay enfoque propio ni voluntad propia, nuestro potencial es absorbido por el enfoque incercial de la fuerza más poderosa y dominante del campo colectivo. Esto es lo que está pasando hoy en el mundo con el tema del coronavirus. La velocidad con la que puede crearse una realidad absolutamente disfuncional y dramática es espeluznante. Pero hay otras opciones disponibles que podemos elegir de forma individual, incluso cuando la opción de la mayoría está siendo la de dejarse polarizar por el miedo y la de hacer suya la versión oficial, tan trágica y amenazante. Lo que era una farsa y un bulo en pocos días se convierte en realidad, los hospitales se colapsan, la gente muere, mucha gente enferma, física y psicológicamente, las economías quiebran… 

   Hay infinidad de opciones disponibles en el Campo Inmaculado del Espíritu Puro, la Fuente de Todo Bien es inagotable. Más allá del campo en distorsión que hemos creado los seres humanos y que se sostiene a merced de la completa identificación con el drama, mediante el miedo y la ignorancia -con frecuencia fruto de la desidia- existe una Realidad Virtuosa, Absolutamente Benigna, dispuesta a adquirir para cada ser humano la forma que se adapte perfectamente a sus anhelos más profundos. En un momento dado no es necesario saber de forma concreta hacia dónde queremos ir, muchas veces ni siquiera lo podemos saber, sin embargo, sí es necesario un compromiso con la Voluntad Superior, que se expresa en cada ser de una forma personal, única e individual. El compromiso con la Voluntad Superior es el equivalente del compromiso del ser consigo mismo, lo que significa que la persona necesita aprender a estar todo el tiempo consigo misma, necesita aprender a mirarse y a verse, y a entregarle al Espíritu aquello que le sobrepasa. Este es, sencillamente, el arte de generar Presencia. Hay una pulsación natural de bondad en los corazones de los seres humanos. Se siente como una invitación suave que nos permite mirar con docilidad y amar la docilidad. Benditos los seres que anhelan de forma consciente vivir en esa mansedumbre. Benditos los seres que anhelan protagonizar el salto cuántico del Amor.

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