En estos últimos meses he vuelto a pasar por experiencias difíciles que me han ido poniendo en resonancia con un familiar sentimiento de impotencia y han provocado que el cansancio, el desaliento y la desesperanza hayan estado predominando en mi vida. Sé, y hace mucho tiempo que lo sé, no sólo que soy la creadora de mi realidad, como tod@s lo somos, sino también que la actitud, la percepción y la interpretación de la realidad influyen de forma directa en la calidad de nuestras creaciones. Este conocimiento me llevó, muchos años atrás, a la deducción de que la liberación y el triunfo en mi propia vida sólo dependen de mí. En aquel entonces, ya me había dado cuenta de que los seres humanos, así como los seres vivos de este planeta, vivimos inmersos en un entorno distópico y disfuncional, aunque el descubrimiento de cuán enfermo y perverso es este sistema creado y poseído por una mente satánica y controladora, se fue produciendo de forma gradual. Hablo de conspiración, sí, y cuando años atrás mencionaba esta realidad en alguna conversación, me tachaban, cuanto menos de paranoica, cuando no de loca, no podía compartir con nadie mi percepción, me sentía sola. Sin embargo, ni siquiera yo, que, hablando en términos comparativos veía mucho más allá de las apariencias que las personas que me rodeaban, no era completamente consciente del enorme potencial del enemigo, el cual, no sólo se ha ido apoderando de los recursos materiales del planeta, que deberían ser de tod@s y para tod@s, sino que ha desarrollado y sofisticado sus estrategias de ataque y dominación hasta puntos insospechados, de manera que se ha infiltrado en nuestras mentes, sistemas y cuerpos sutiles, consiguiendo actuar desde dentro y que el ser humano se convierta, sin saberlo, en enemigo de sí mismo. Ahí es donde radica la enorme dificultad que tod@s debemos enfrentar. Nuestros sistemas internos se han polarizado en la negatividad; hemos acumulado muchas experiencias dolorosas y, por lo tanto, muchas memorias de limitación, peligro, enfermedad, carencia, lucha, etc; llevamos tanto tiempo generando una determinada química tóxica a través de nuestras hormonas, que nos hemos vuelto adict@s a ella y a las emociones negativas asociadas a esa química. Así mismo, nuestras mentes se han vuelto adictas a pensamientos tóxicos y obsesivos, de forma que nuestras conexiones neuronales han quedado limitadas a circuitos estancos y recurrentes. Sé que de nada sirve el empeño de mantener una actitud positiva si somos grandes desconocidos de nosotr@s mism@s e ignoramos la naturaleza de la realidad circundante, ya que es a través de la inconsciencia que la mente perversa nos succiona y nos arrastra, condicionando nuestra percepción de la realidad de manera que perpetuamos esta existencia disfuncional y sufriente mediante aquello que creemos ver y esperamos ver.
Puesto que estoy consciente de que la liberación de mi propia mente y de mi propia vida es lo mejor que puedo aportar al mundo y en respuesta a un anhelo profundo que late en mi interior, yo, personalmente, llevo mucho tiempo trabajando internamente y de forma intensiva para descubrir mis propias creencias inconscientes y contrarrestar mi propia realidad disfuncional. Practico desde hace mucho tiempo la autoobservación y la atención sostenida, así como el ejercicio de integrar en la consciencia todo aquello que voy descubriendo sobre mí y sobre la realidad circundante, y a pesar de largos e intensos años de trabajo, no he logrado revertir definitiva y completamente esa inercia, no siempre consigo dominar la inercia tóxica de mi mente. Sí, he conseguido grandes cosas, algunas de ellas eran inimaginables, pero a aquellas cosas más fundamentales para mí, no consigo llegar, o por lo menos, esa ha sido mi percepción subjetiva.
Me he dado cuenta de que, a pesar de que mis intenciones son puras, hay en mí memorias profundas y ocultas en lugares remotos de culpabilidad. Memorias que me conectan con el no merecimiento y que, en ciertas áreas de mi vida -las que para mí son más fundamentales y que tienen que ver con la cooperación y las relaciones- aún malogran mis objetivos.
Aquello que atraemos a nuestra vida siempre está en resonancia con nuestra frecuencia interna. Cuando estamos bien y nuestra frecuencia es alta, solemos fluir con la vida y nuestra experiencia se llena de sincronicidades. Sin embargo, a veces sucede que, en épocas en las que estamos bien, felices y agradecid@s, se manifiestan en nuestra vida de forma repentina dificultades inesperadas o situaciones duras y desagradables; este tipo de situaciones reflejan fisuras en nuestra percepción de las cosas, y suelen ser la consecuencia de puntos ciegos en la concepción sobre nosotr@s mism@s, no existe tal cosa como la casualidad.
A lo largo de mi trayectoria de vida, el repudio y la traición de mayor o menor grado, han sido experiencias recurrentes. El caso es que, en los últimos tiempos, me ha vuelto a suceder. Sé que esto refleja un mecanismo profundo de autotraición que me pone en resonancia con el sufrimiento, la impotencia y el temor a que sigan pasando cosas malas.
Me di cuenta de que el hábito de quererme anticipar a los acontecimientos para prevenir los posibles peligros, me produce una ansiedad terrible que no hace otra cosa que atraer más infortunio a mi vida. Detrás de este hábito inconsciente de querer anticiparme a un futuro peligroso, están actuando las memorias, profundamente arraigadas de dolor y sufrimiento. Cuando hacemos esto, nos estamos sustrayendo del poder del momento presente, estamos haciendo de puente entre un pasado sufriente y un futuro funesto. Hay que romper con esa maldición a la que nos encadenamos nosotr@s mism@s.
Por todo ello, y consciente de que sólo el Amor es real, estoy siempre buscando formas efectivas de revertir esas inercias disfuncionales, utilizando para ello mis propios recursos y haciendo mías algunas prácticas que otras personas ofrecen de forma pública tan generosamente. Me parece muy importante tener a mano ciertas afirmaciones que tienen el potencial de revertir la inercia negativa de la mente cuando ésta entra en modo obsesivo. Ofrezco aquí el enlace de una meditación maravillosa y muy poderosa que acabo de descubrir, la cual me ha inspirado para tomar algunas afirmaciones y reescribirlas a mi manera; las imprimiré y plastificaré para tenerlas a mano en cualquier ocasión.
AFIRMACIONES:
Inspiro e inhalo el poder del Amor, y exhalo cualquier limitación consciente o inconsciente dentro de mí.
Inhalo Vida y Consciencia. Exhalo miedo.
Hay una Inteligencia Viva y Real dentro de mí, cuyo potencial es infinito, que puede poner orden en mi vida si me rindo a Ella de forma consciente y dejo en sus manos la resolución de mis problemas y la consecución de mis objetivos. Esa Inteligencia, expresión de la Divinidad que reside en el Sagrario de mi Corazón, de nuestro Corazón, es la Fuente de todo bien. A Ella le entrego mis limitaciones, las memorias y creencias inconscientes que me condicionan, a Ella le pido que allane mi camino y organice de forma perfecta los asuntos de mi vida, que se ocupe de los detalles y de los cómos para que yo me pueda relajar y mis experiencias sean frutos gozosos que contribuyan al bien común.
Sagrada y Suprema Inteligencia dentro de mí: asiste a mi personalidad humana en el saneamiento de mi mente. Ayúdame a revertir su inercia tóxica cuando me pierdo en ella. Alértame de forma inmediata e insúflame tu Luz para que yo la perciba claramente. Ocúpate de la reconexión de nuevos y luminosos circuitos neuronales en mi cerebro para que mis pensamientos sean amorosos y benignos. Ya no quiero sostener más toxicidad, por eso:
Establece una protección en mis cuerpos y sistemas para hacerlos invulnerables a los ataques perversos de control y dominación. Yo soy la Luz del Espíritu, Soy Amor y la tendencia de mi acción es la Benignidad.